Texto: Efesios 6:10,11
«Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.»
Introducción: En el libro de Efesios, capítulo 6, versículo 10, encontramos un pasaje que nos habla de la importancia de la armadura de Dios. Este pasaje nos insta a revestirnos de esta armadura para enfrentar las luchas espirituales que se presentan en nuestras vidas. En este bosquejo de sermones, exploraremos este pasaje en cuatro partes, cada una respaldada por las Escrituras, y concluiremos con un llamado a la acción para todos los creyentes.
I. La Preparación para la Batalla
Efesios 6:10-11
«Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.»
En esta primera sección, nos adentraremos en la importancia de prepararnos adecuadamente para la batalla espiritual. La armadura de Dios no es una opción, sino una necesidad. Nos ayuda a mantenernos firmes contra los ataques del enemigo. Nuestra fortaleza proviene del Señor, y debemos revestirnos de su poder para resistir las artimañas del diablo.
II. La Verdad como Cinturón
Efesios 6:14
«Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad…»
El cinturón de la armadura es la verdad. En esta sección, exploraremos cómo la verdad es fundamental para nuestra protección espiritual. Nos ayuda a mantenernos arraigados en la realidad de la Palabra de Dios y a discernir las mentiras del enemigo.
III. La Justicia como Coraza
Efesios 6:14
«…y vestidos con la coraza de justicia.»
La coraza de justicia es esencial para proteger nuestro corazón y nuestras emociones. En esta parte, analizaremos cómo vivir una vida justa y obediente a Dios nos resguarda de los ataques del enemigo. La justicia nos cubre y nos hace inquebrantables.
IV. La Fe como Escudo
Efesios 6:16
«Y tomad el escudo de la fe, c
on el cual podréis apagar todos los dardos de fuego del maligno.»
El escudo de la fe nos protege de los dardos ardientes del enemigo. En esta última sección, examinaremos cómo una fe sólida y confiada en Dios es nuestro mejor escudo contra las dudas y la desesperación. La fe nos permite avanzar con valentía en medio de las dificultades.
Conclusión
En resumen, la armadura de Dios es esencial para la vida del creyente. Nos prepara para las batallas espirituales que enfrentamos a diario. Al ceñirnos con la verdad, vestirnos de justicia y tomar la fe como escudo, nos convertimos en guerreros espirituales capaces de resistir cualquier ataque del enemigo.