Las consecuencias de descuidar tu relación con Dios

Título: Las trágicas consecuencias de descuidar tu relación con Dios

Texto bíblico: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.» Gálatas 6:7

I. Introducción:

La vida de Sansón nos muestra de forma trágica lo que puede ocurrir cuando descuidamos nuestra relación con Dios. Dotado de una fuerza extraordinaria por el Espíritu de Dios, Sansón fue llamado a liberar a Israel del dominio filisteo. Sin embargo, al descuidar su vida espiritual, terminó esclavizado y cegado por sus enemigos.

II. Su fuerza provenía de Dios, no de sí mismo:

«Entonces el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.» (Jueces 13:25)
«Y el Espíritu de Jehová vino sobre él con poder, y las cuerdas que tenía en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos.» (Jueces 15:14)

Sansón falló en reconocer que su gran fuerza provenía de Dios, no de sí mismo. Se jactaba de sus hazañas, en lugar de dar gloria a Dios. Debemos recordar que todos nuestros dones vienen de lo Alto. Sin Dios, no somos nada.

III. Compromisos mundanos lo alejaron de su misión:

«Sansón descendió entonces a Timnat, y vio a una mujer en Timnat, de las hijas de los filisteos.» (Jueces 14:1)
«Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila.» (Jueces 16:4)

Sansón se distrajo de su misión divina por su atracción hacia mujeres filisteas. Se comprometió con ellas en lugar de permanecer puro y fiel a Dios. No debemos comprometernos con cosas mundanas que nos alejen del llamado de Dios para nuestras vidas.

IV. Consecuencias de su pecado lo cegó espiritualmente:

«Y le sacaron los ojos, lo llevaron a Gaza, y lo ataron con cadenas de bronce.» (Jueces 16:21)
«Y aconteció que mientras tanto le creció el cabello.» (Jueces 16:22)

Al entregarse al pecado y la inmoralidad, Sansón fue cegado tanto física como espiritualmente. El pecado siempre conduce a más pecado y a la ceguera espiritual. Debemos mantenernos alejados de toda forma de pecado.

Conclusión:

Hermanos, no cometamos los mismos errores de Sansón. Mantengamos los ojos puestos en Cristo, la fuente de nuestra fortaleza. No nos dejemos seducir por las cosas mundanas ni comprometamos nuestra misión. Permanezcamos cerca del Señor en oración, arrepentimiento y obediencia a su Palabra. Solo así encontraremos el verdadero propósito y evitaremos las trágicas consecuencias de descuidar nuestra relación con Dios. ¡Perseveremos firmes hasta el final!